Desafíos de la producción e innovación

Se estima que para el año 2050 la población mundial será de 9.600 millones de habitantes y complementariamente se proyecta que la cantidad de calorías consumidas por persona aumentará, por lo tanto, se debe aumentar la producción de alimentos en un 70%. En ese sentido, los países en vías de desarrollo tendrán mayores desafíos, pues deberán duplicar su producción para garantizar la seguridad alimentaria en los mercados diversos a los cuales proporcionan alimentación.

Sin embargo, dicha tarea no será simple, pues existen factores que actualmente deben ser atendidos  entre los actores de los sistemas productivos en cada país. En este sentido, respecto la complejidad de la cadena alimentaria, obliga a la industria a ser adaptable a los cambios, los cuales se pueden generar por asuntos como: nivel de  globalización, tendencias de consumo, cambio climático, avances en ciencia y tecnología de alimentos dinamismo de los peligros y la sofisticación de los sistemas de detección de problemas de inocuidad.

Por otra parte, el mundo en sí evoluciona en políticas globales con el fin de dar soluciones a los problemas transversales de la humanidad. El principal ejemplo de aquello son los vigentes “Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas” (ODS), los cuales consideran lineamientos que la industria alimentaria puede utilizar como esquemas para organizar sus recursos en pos de sostenibilidad, lo cual  puede incidir directamente en el logro de sus objetivos.

Un ejemplo de preocupación transversal, ha sido la destrucción de la biodiversidad y el subsecuente traspaso de barreras naturales que ha llevado al mundo a la crisis sanitaria actual. De esta forma es más probable la transmisión de enfermedades zoonóticas y, por lo tanto, la aparición de nuevos peligros.

El control de alimentos y su contribución a la alimentación mundial ha variado con el tiempo. Antes solo suplía necesidades fisiológicas básicas, mientras que en la actualidad los alimentos influyen tanto en la salud como en la estabilidad, reconocimiento y nivel social de las personas.

Por mucho tiempo se habló del concepto “de la granja o el mar a la mesa”, pero ahora se habla de una nueva visión: “de la mesa a la granja o el mar”, pues es el consumidor quien pone las bases de la cadena de producción por medio de lo que demanda. Por esto se consideran las tendencias de consumo, como los productos orgánicos, libres de aditivos, poco procesados, de alta calidad nutritiva y que al mismo tiempo sean de fácil preparación, inocuos y con una vida útil más larga.

Para comprender cómo se regula internacionalmente el sector alimentario, es importante conocer que anteriormente el sistema de regulación tradicional se enfocaba en la inspección del producto final y retiros de producto, lo que implicaba fundamentalmente castigos. Esto propiciaba debilidades en la supervisión; es decir, era un sistema reactivo. Actualmente, los sistemas modernos se basan en datos científicos, tienen una visión de cadena y existe una integración, es decir, un sistema con enfoque preventivo.

Es relevante mencionar la importancia del Codex Alimentarius, un organismo subsidiario de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) que recopila normas, directrices y códigos de prácticas internacionales y armonizados sobre los alimentos. Su trabajo en conjunto con la OMC (Organización Mundial del Comercio) ha llevado a establecer acuerdos importantes que permiten un equilibrio para que la necesidad de mantener la inocuidad de los alimentos no obstaculice el comercio internacional.

Los mercados más importantes, como Estados Unidos y la Unión Europea, tienen regulaciones que han ido trabajando con el tiempo para unificar criterios y robustecer los sistemas para asegurar la inocuidad.

Estados Unidos cuenta con cuatro agencias para la regulación de la inocuidad alimentaria en el país: Administración de Alimentos y Drogas (FDA), el Servicio de Inocuidad Alimentaria e Inspección del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Servicio Nacional de Pesca Marina. Por esto se legisló en pro de la inocuidad y protección del consumidor al unificarse en la Ley de Modernización de Inocuidad Alimentaria.

Por otro lado, la política de seguridad alimentaria de la Unión Europea busca tanto proteger a los consumidores como garantizar el buen funcionamiento del mercado único y se centra en la trazabilidad.

¿Qué retos enfrenta la productividad en la actualidad?

Se deben considerar los peligros y riesgos emergentes, como la resistencia antimicrobiana, patógenos emergentes, alérgenos, micotoxinas, plaguicidas, envases, entre otros. Existen organizaciones, tanto a nivel regional como a nivel global que a través de grupos de trabajo establecen planes de acción para manejar adecuadamente estos peligros y que no se vea afectada la productividad y, sobre todo, asegurar la inocuidad y proteger a los consumidores.

Hoy en día las tendencias tecnológicas de la industria suponen un soporte enorme para enfrentar estos retos, por ejemplo: la digitalización, inteligencia artificial, Blockchain, las TICs, entre otros.

¿Cómo se relaciona la competitividad y la innovación?

La innovación es la introducción de un nuevo o mejorado producto en las organizaciones o relaciones exteriores. Por otro lado, la competitividad es la capacidad para desarrollar ventajas competitivas. La innovación, al resolver necesidades, genera accesos a mercados competitivos.

La innovación ve problemas o crisis y las convierte en oportunidades y herramientas para afrontar esos problemas. El cambio con base en el conocimiento y a través de la innovación genera una riqueza en el ámbito en que se aplique.

Existen diferentes metodologías de innovación que utilizan diferentes habilidades que facilitan llegar a un punto final en común: cuestionar, percibir, colaborar, experimentar y asociar.

¿Qué falta para innovar? ¿educación? ¿infraestructura? ¿cultura? ¿financiamiento? Muchos factores pueden influir en la decisión de dar el paso y darle un valor agregado al producto o experiencia ofrecida. Por esto es importante el apoyo de distintas organizaciones multidisciplinarias (gobiernos, universidades, financieras) para incentivar la investigación, desarrollo e innovación.