Los peligros y riesgos en la cadena alimentaria

El incremento de los requerimientos alimenticios de la población mundial y el consecuente aumento de la producción de alimentos han sido, hasta antes de la pandemia, prioridad indiscutible de muchos países, más aún cuando al año 2050 se estima una población del orden de los 10 mil millones de personas en el planeta. En base a esto, se ha buscado fortalecer los mecanismos existentes para prevenir los riesgos en la cadena alimentaria a partir de peligros conocidos o emergentes.

Justamente en el sector agroalimentario, los problemas de contaminación también traen consigo consecuencias importantes, como lo son las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAs). Estas representan millones de casos al año a nivel mundial, llegando a ser mortales especialmente en niños menores de 5 años. Paralelamente el efecto sobre la competitividad en la marca o empresas es el segundo efecto colateral de gran magnitud frente a los brotes de ETAs. Entonces, ¿cómo podemos garantizar la inocuidad en los alimentos desde una perspectiva evolutiva?, la respuesta en parte se sostiene por el hecho de minimizar las oportunidades de contaminación en cada punto o proceso, desde la producción hasta el consumo, incluyendo el análisis específico de factores internos/externos a la misma cadena productiva y organización.

De acuerdo a lo anterior, es importante conocer factores fundamentales relacionados a los peligros y riesgos para la salud pública que están relacionados con los alimentos. Estos factores pueden desencadenarse o elevarse por diversas razones: la rápida globalización de los mercados, las tendencias de consumo (hoy en día las personas tienen mayores exigencias), incidencia del cambio climático, desconocimiento de la evolución de la ciencia y tecnología de los alimentos, dinamismo en peligros(por ejemplo, neocontaminantes químicos), el nivel de sofisticación en sistemas de aseguramiento de calidad, e inclusive ahora último el mismo SARS-CoV-2, quien afecta significativamente la salud de personas y por lo tanto desempeño de la cadena productiva y logística.

La lógica de observar estos fenómenos en su conjunto para entender el impacto global, responden a su vez al modelo “One Health”, el cual considera la perspectiva y colaboración conjunta de tres importantes ámbitos; el medioambiente, el ser humano y los animales, para mejorar el bienestar y minimizar los daños en el planeta. Paralelamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos han presentado directrices en diversos asuntos, a objeto de alinear acciones que promuevan mejoras en los ámbitos mencionados.

Si nos adentramos en estos conceptos y los fenómenos actuales, podemos advertir el caso del deterioro de la biodiversidad (como consecuencia de la acción humana en el cambio climático), lo que en consecuencia puede crear condiciones propicias para que microorganismos del medio ambiente se propaguen con mayor facilidad y logren causar enfermedades, tal cual se ha manifestado con la aparición de SARS-CoV-2.

Tener en cuenta estos paradigmas nos hace priorizar la correcta gestión de riesgos, en donde mantenerse al tanto de toda la información posible, de forma actualizada, para adaptar las medidas de prevención a la realidad de cada instalación, proceso y/o servicio es fundamental, más aún para el sector que provee suministros básicos, como lo es el sector agroalimentario. En consecuencia, anteponerse al efecto de los peligros y disminuir los riesgos de contaminación e impacto en la salud pública y competitividad, conlleva tener una perspectiva holística de la cadena alimentaria, con alto énfasis en aspectos dinámicos y emergentes.

Equipo AFI Educación Contínua