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Tu casillero es mi casa…

Actualizado: 5 may

Plantas de producción de alimentos, escuelas, gimnasios y en general cualquier establecimiento donde se requiera que las personas almacenen de manera temporal sus alimentos, ropa y otras pertenencias, tienen en común la existencia de lockers o casilleros, los cuales pueden convertirse en un verdadero reto para el manejo de plagas.


Si hay presencia de plagas en los casilleros, la mayoría de las veces serán cucarachas, hormigas, plagas de granos o roedores.    Esta situación va a empeorar en la medida que estas plagas tengan disponibilidad de alimento, facilidad de hidratación y una higiene deficiente. Bolsos térmicos, envases de comida, snacks, termos y botellas de refresco facilitarán estos recursos, mientras que la higiene del casillero dependerá del usuario y las políticas de uso que el establecimiento implemente.   Lamentablemente son muy pocas las empresas que incluyen los casilleros dentro de los programas de higiene y sanidad.


Desde la perspectiva del Manejo Integrado de Plagas (MIP), la intervención efectiva en casilleros requiere un enfoque sistemático que combine acciones preventivas, monitoreo continuo, exclusión física, educación del usuario y, cuando sea necesario, el uso responsable de controles químicos.


Para evitar que los casilleros se conviertan en el paraíso de las plagas, se requiere: 

Identificar la plaga.
  • Cucarachas:  Prefieren sitios oscuros y cálidos. Se alimentan de restos de alimentos, goma, cosméticos y papel.

  • Hormigas: Serán fuertemente atraídas por residuos de azúcar y grasa.

  • Plagas de granos como gorgojos y palomillas: Ingresan dentro snacks que son guardados en el casillero.

  • Roedores: Normalmente anidan bajo los casilleros y aprovechan los restos de alimentos y basura que se acumulan detrás y debajo de los mismos.

 

Acciones preventivas.
  • Incluir los casilleros en los programas de limpieza y control de plagas.  La higiene del área debe ser debidamente supervisada.

  • Establecer mecanismos de comunicación adecuados para que los casilleros se encuentren limpios y desocupados al momento que se efectúa el servicio de control de plagas.

  • Mejorar la ventilación ayudará a reducir la humedad y además se evitan olores desagradables. También es recomendable sellar los espacios entre el suelo y la base del casillero para evitar que funcionen como nidos, y asegurar buena iluminación en estas áreas para dificultar el refugio de plagas.

  • Deben implementarse procedimientos para el uso de casilleros que incluyan instrucciones específicas para evitar almacenamiento prolongado de alimentos, orden y aseo, desalojo y limpieza inmediatos cuando el personal termina la relación laboral o sale de vacaciones, colocación de basureros adecuados en los cuartos de casilleros. Por ejemplo: retirar alimentos diariamente, evitar guardar ropa húmeda, mantener bolsas cerradas herméticamente y limpiar residuos visibles antes de cerrar el casillero.

  • Instalar dispositivos de monitoreo (como trampas de feromonas o tarjetas adhesivas) en zonas estratégicas de casilleros permite detectar actividad temprana de plagas y ajustar las medidas de control oportunamente.

  • Establecer zonas específicas fuera de los casilleros para el depósito de desechos, ropa húmeda y otros artículos que no deben almacenarse en su interior. Esto incluye disponer de recipientes adecuados, ganchos o estanterías para objetos temporales, así como fomentar la responsabilidad individual de los colaboradores en el uso correcto de estas áreas.

 

Definitivamente los casilleros constituyen una puerta de entrada para las plagas que no podemos descuidar. Siendo el caso que en los casilleros se almacenan alimentos, utensilios y ropa, es importante que cualquier intervención que involucre medidas de control químico, sea efectuada de manera segura por un profesional del manejo de plagas registrado o avalado por la autoridad sanitaria local. Y en instalaciones de alimentos, el monitoreo y control de casilleros debe integrarse a los programas de prerrequisitos, como parte del plan de defensa alimentaria. Ignorar estos puntos críticos puede comprometer la inocuidad del producto final.

 

A pesar de la relevancia de los casilleros en la cadena de contaminación cruzada y su potencial para convertirse en focos de infestación, muchas empresas aún no los consideran dentro de sus programas regulares de limpieza, inspección o control de plagas. Esta omisión representa una oportunidad crítica de mejora para fortalecer la inocuidad en las instalaciones, especialmente en industrias alimentarias, donde los casilleros pueden almacenar objetos personales que introducen riesgos externos.


Para abordar esta necesidad, se recomienda implementar una metodología funcional y estandarizada para el manejo higiénico de casilleros. Un enfoque eficaz puede contemplar los siguientes elementos:

  • Los casilleros deben tener responsables asignados que garanticen su limpieza y supervisión de forma regular.

  • Es necesario establecer un cronograma fijo que incluya limpiezas profundas semanales y revisiones diarias visuales.

  • Se deben utilizar listas de verificación con criterios claros para facilitar las inspecciones y el control del orden.

  • El personal debe recibir capacitación continua sobre el uso adecuado de los casilleros y sus implicaciones para la inocuidad.

  • Las inspecciones de casilleros deben integrarse a las auditorías internas o recorridos rutinarios de inocuidad.

  • La empresa debe fomentar una cultura de orden y responsabilidad en el uso de los espacios personales compartidos.

 
 
 

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